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Fan por Fan

sábado, 19 de mayo de 2012

CAPÍTULO 5: ¿Venganza?



 De un salto me puse en pie, giré a la izquierda y sin dilación corrí hasta una columna cercana en la que estaba uno de los interruptores de la luz y lo pulsé, las luces se encendieron y fue como si el arcángel san Gabriel bajara con todo el coro de ángeles celestiales en mi ayuda. Sentí como el valor despertaba en mí. Rápidamente volví a los vehículos y busqué a mi vecino con la mirada, el cabrón seguía con la cabeza metida bajo el coche hasta los hombros.
Al parecer el tipo no pensaba con claridad, quizá debido al golpe que le había propinado, pues en vez de salir por donde se había metido, intentaba seguir mi camino de huida por debajo del Toyota.
Tenía su ridícula bata ladeada, lo que me dejaba una despejada vista panorámica de sus nalgas, encima, sus calzoncillos, al intentar meterse debajo del coche, se le habían bajado, dejando su orondo culo al aire, pude ver que su parte trasera estaba igual de sanguinolenta que la delantera y que había dejado grandes rastros de oscura sangre impregnando el suelo en las zonas donde se había restregado en sus intentos por atraparme.
La situación, en otras circunstancias podría haberme parecido incluso cómica, ahí con el trasero al aire, intentando deslizarse bajo el coche, pero sentí repulsión, todo en el me producía rechazo ya antes de infectarse, ahora chorreante en sangre, con ese color de piel y mostrándome sus venosas nalgas, me producía verdadero asco.
Noté correr algo caliente por mi muñeca izquierda, al mirar vi como un hilo de sangre fluía generosamente y ponía perdido mi pantalón, examiné la zona de mi antebrazo buscando el origen de la hemorragia, pero no pude ver nada. Mi chaqueta fabricada en recia piel de vaca, me había protegido del daño directo de los dientes de ese cretino, aunque la fuerte y repetida presión de sus dientes sin duda había producido lesiones en mi carne, tanto como para hacerme sangrar abundantemente.
El brazo me dolía a horrores, pero también las costillas, la llave que me había clavado al lanzarme apresuradamente al suelo, me tenía que haber causado un severo hematoma.
-¡La llave!, gracias a dios…- Susurré, al abrir mi mano derecha y comprobar que aun seguía ahí. En toda la refriega la había apretado tan fuertemente que se me había marcado el símbolo de Toyota en la palma de la mano.
No he sido jamás una persona agresiva, pero en aquellos momentos el miedo había dejado paso a la ira y me vi cegado, el sentirme en una posición ventajosa frente al ahora mi enemigo cabeza bola infló mi valor y por supuesto mi estupidez. Ya no pensaba en infecciones ni virus, solo quería vengarme, ahora era yo quien tenía la sartén por el mango y por impulso me lancé al ataque.
 Todo sucedía como en una película en la que yo era el héroe de acción buscando venganza. Penetré a toda prisa entre los dos coches y sin dudarlo lancé una fuerte patada sobre las costillas de mi vecino que aun pataleaba intentando reptar bajo el Toyota, un golpe que habría partido el costillar a más de uno, si es que no fue así… después otra y otra.
 -¡¿Qué?! ¡Hijo de la gran puta! ¡¿Quieres más?!- Le grité mientras seguía golpeando su costado sin cesar.
Cuanto más ostias le metía, mas asombrado me quedaba. Los impactos que yo pensaba que le dejarían fuera de combate, no solo no parecían hacerle nada, también terminaron confirmándome que no tenía nada que hacer contra ese tipo usando la fuerza bruta y de que las cosas, al menos en esa ocasión, no sucederían como en las películas. Mis golpes lejos de noquearle, solo consiguieron llamar su atención, Ahora se esforzaba por reptar marcha atrás e intentaba salir por donde había entrado. Sabía perfectamente que haría en cuanto quedara libre, regresar al ataque.

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