PROMOCIONA TÚ SITIO GRATÍS!!!

Fan por Fan

domingo, 20 de mayo de 2012

CAPÍTULO 6: Retirada


-¿Cómo puede ser que no se haya inmutado con la paliza que le he dado? Debería estar para el arrastre…- pensé, sin dar aún crédito a lo que estaba sucediendo.
 Descargué dos fuertes puntapiés más en su costado, con el mismo inocuo resultado. Mis últimos restos de valor y estupidez, se fueron con esos dos golpes, era la señal que me indicaba que el espectáculo había terminado y… En fin, Elvis tenía que abandonar el edificio.
 Supongo que el dicho es cierto “a situaciones desesperadas, medidas desesperadas”. Salté sobre los riñones de cabeza bola y un desagradable “crack” sonó bajo mis pies. Lo había visto claro, estando sobre él, le costaría más salir de su comprometida situación, ya que mí peso le aplastaría, haciendo que sus manos resbalaran en el pulido y ensangrentado suelo impidiéndole reptar, con lo que si la suerte me acompañaba, ganaría el tiempo suficiente para escapar. Durante un instante me pareció estar practicando un macabro surf en el que la tabla tenía piernas y brazos.
Sin perder un segundo, pulsé en la llave el botón de apertura de las puertas y un “bip, bip” me indicó que estaban abiertas, sin bajarme de cabeza bola, agarré la maneta y abrí la puerta dando un fuerte tirón. De un brinco me introduje en el Rav4 y cerré tras de mí dando un portazo.
La cabeza me funcionaba a mil por hora, fue como tener conectado una especie de piloto automático. Cerré las puertas por dentro, metí la llave en la cerradura todo lo rápido que me permitió mi temblorosa mano y arranqué el coche. Todo fue tan rápido, que no le di tiempo a ese condenado a salir de debajo de mi pesado vehículo antes de pisar el acelerador.
Mi rueda trasera estaba pasando sobre una persona, pero en esos momentos no pensé en ello, solo quería escapar de ahí fuera como fuera.




-¿Estará muerto…? ¡Joder!, le he pasado con el 4x4 sobre el melón. ¡No! estará mal herido, seguro que solo está herido, ¡jodidamente herido! -Dije en voz alta como para convencerme a mí mismo de que lo que decía tenía que ser verdad. Abrí la puerta del coche y bajé sin apagar el motor. Di unos pasos vacilantes hasta una columna de hormigón cercana donde había un interruptor de la luz y lo pulsé. No tenía ninguna intención de quedarme a oscuras de nuevo. No avancé mas, solo me quedé de pie junto al interruptor. Desde mi posición veía claramente el Opel Astra al que mi vecino Alemán había roto el cristal, sus intermitentes seguían parpadeando, pero ya no sonaban bocinazos, desde mi ángulo no podía ver a cabeza bola, pero tampoco me atrevía a acercarme a ver en qué estado se encontraba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario