Todo
pasó muy deprisa y no tuve casi tiempo para reaccionar. Un fuerte tirón en mi
brazo izquierdo hizo que me olvidara de mis esfuerzos por deshacerme de aquello
que me mantenía prisionero bajo mi coche.
Cabeza
bola, tumbado completamente en el suelo, había cogido firmemente mi brazo con
su mano derecha e intentaba sacarme. Podía escuchar entre bocinazo y bocinazo
un desagradable sonido que me puso los pelos como escarpias. Su mandíbula subía
y bajaba a toda velocidad y sus dientes chocaban unos contra otros, dando la
impresión de que pudieran llegar a quebrarse con cada impacto. Intenté
liberarme tirando de mi brazo en la dirección contraria, pero el resultado fue funesto
para mí. Estando atrapado, mi cuerpo ejercía mas resistencia que el de mi
vecino, que permanecía tumbado sobre el liso suelo del parking, así que lo que
sucedió fue inevitable. Al intentar escapar y no poder lograrlo, lo único que
conseguí fue deslizarle un palmo y medio acercándole aún más a mí. Estando tan
cerca el Alemán no perdió la oportunidad y lanzó su otra garra, haciendo también
presa en la manga de mi chaqueta. Así que la resistencia que tenía que oponer ahora
aumentó al doble. Aunque en esa posición él no podía hacer uso de la ventaja
que su enorme peso le brindaba, tiraba con dos brazos y yo solo disponía de uno
para resistir. Intentaba desesperadamente llevarse mi brazo a su boca…Quería morderme.
En ese momento de terror le grité a la desesperada…
-¡Suéltame
hijo de la gran puta!- Al tiempo que forcejeé para que me soltara, una vez más fue
inútil, nada frenaba a ese tío en su intención de hacer presa de mi brazo. El
bíceps izquierdo me ardía debido al enorme esfuerzo que estaba haciendo por
mantener mi miembro flexionado y lejos del alcance de las dentelladas de mi
obstinado atacante, pero poco a poco el ángulo cedía acercándolo peligrosamente
a su boca.
Justo
cuando creía que ya no podía aguantar un envite mas, algo sucedió, los tirones
cesaron y mis músculos pudieron relajarse por unos instantes. Mi brazo seguía firmemente
sujeto, pero ya no intentaba sacarme fuera. Desgraciadamente pronto descubrí
cual era su nuevo plan. Supongo que al ver que no le resultaba fácil arrancarme
de mi madriguera, mi atacante había pasado a utilizar la técnica del hurón, él
entraría a buscarme. Empujaba frenéticamente para meterse debajo del Rav4
conmigo, incluso apoyando los pies en el coche de al lado para hacer más
fuerza.
La
situación se había complicado mucho. De estar intentando evitar que me arrastrara
fuera, ahora yo tenía que impedir que él entrara. Si lo conseguía estaría
realmente jodido. Intenté una vez más liberarme de lo que me mantenía sujeto
bajo mi vehículo para poder defenderme, pero ya era demasiado tarde. Antes de
que pudiera cambiar mi estrategia para oponer resistencia al nuevo tipo de
ataque, él ya había metido su cabeza bajo el coche y sus dientes hicieron presa
en mi antebrazo, un dolor punzante recorrió toda mi extremidad, después de este
vino otro y otro. Yo instintivamente tiré fuertemente, lo cual solo complicó
mas las cosas, pues con cada esfuerzo por liberar mi brazo, solo le atraía más y
más a mí.
¡Joder!
¡Su cara! era terrorífica, me recordó desconcertantemente a la de una persona
dormida, inexpresiva, con la diferencia de que en esa cara unos desorbitados ojos
buscaban frenéticamente mi cuello.
Sus dientes no me daban tregua y continuaban cerrándose
una y otra vez en mi antebrazo sin piedad, lo cual me producía un ya
insoportable dolor, estaba haciéndome carne picada la extremidad. En un último
esfuerzo por escapar de aquella angustiosa locura, conseguí apoyar mis pies en
uno de los neumáticos y empujé con todas mis fuerzas al tiempo que forcé al máximo
los músculos de mi dolorido brazo. Supongo que el subidón de adrenalina era tal
que mi fuerza era mayor que la de costumbre, ya que con el enorme esfuerzo conseguí
no solo liberarme de mi atacante, sino también de lo que me mantenía sujeto
bajo el vehículo.
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